viernes, 7 de diciembre de 2012

I Parte

Alicia es una niña imperactiva con una excelente imaginación y perdidamente enamorada de los conejos. Una tarde mientras leía un libro, un hermoso conejo blanco como la nieve se cruzo con su mirada. Alicia intrigada por aquel bello animal lo siguió hasta caer en un agujero por la raíz de un viejo tronco al final del bosque.

Cuando Alicia recupero el conocimiento se encontraba flotando en caída libre hacia la oscuridad, sin embargo no entendía nada de lo que estaba sucediendo, ¿Estaba volando? ¿Donde estaba? ¿Que pasaba? ¿Y el conejo?

Sin nadie contestar a sus preguntas, poco a poco se dio cuenta que estaba encerrada en sus propios sueños y pensamientos. Notando como de una forma un poco loca sus pensamiento y vivencias se presentaban ante sus ojos.

Mientras caía, vivía nuevamente desde otra perspectiva todo lo que sentia. Todo el dolor que se encontraba dentro de ella. Como el odio, últimamente, crecía dentro de ella. Como las garras de la oscuridad rasgaban su alma y como encontraba ella paz en los sonidos que le ofrecía la soledad.

El gran agujero por el que Alicia caía se volvía cada vez mas oscuro, era una intensidad inmensa la que adquirían las tinieblas, mientras mas ella caía y mientas mas le entregaba su corazón a la soledad.

Pero que sensación mas agradable, paz, silencio, soledad. Nadie le exigía explicaciones, ademas de que nadie se quejaba de sus acciones. Nadie quería saber que le pasaba o que pensaba porque a nadie le interesaba lo que ella hacia. No eres nadie para el que nadie es.

Alicia, pero.... ¿Que pasará cuando llegue alguien que te quiera escuchar?

Deberá Aprender a leer el silencio.....